sábado, 12 de diciembre de 2015

EL NÚCLEO, LAS LÍNEAS EN LOS MAPAS, LOS SECRETOS.

Hay un núcleo en todo ser, en cada célula, en cada cachivache que se mueva. Es algo que rodea al alma, al espíritu de cada cosa, al ánima, como decían los antiguos. En ese núcleo, y en esa celebración que por Navidad hemos hecho este año, hemos notado a los que estaban, a los que han venido, a los que se han unido, y a los que han faltado. Tópico sobre tópico, todos coincidimos: la grandeza de este club está más allá del deporte, está, por lo que decimos, en la gente que practica este deporte. Y en los momentos de celebración se echa de menos a los que no han estado, sea en Madrid, en el trabajo, cuidando de la familia o estudiando, y también, debe decirse, se disfruta con los que hemos ido. En ese núcleo estamos los neutrones y los protones, metáfora de populares y élite, unos con carga y otros no, ambos con masa, ambos necesarios para el equilibrio, ambos necesarios para dotar de estructura a la materia. A los sueños.  

El deporte tiene algo de arte efímero; hay veces que una cámara registra los hechos, las carreras, la natación, la bicicleta, la cara de esfuerzo, de sudor, de concentración...Todavía no ha habido la posibilidad de captar lo que siente un deportista, el momento en que algo desconecta del yo interior y otro yo que no se sabe dónde está, impulsa la pierna, la mano, la cadera, que impide que te despistes, que te caigas, que te pares. Ese momento mágico en el que no hay aire, ni respiración, ni sudor, ni cansancio, es una obra maestra de la naturaleza, y todos nosotros, los que estamos aprendiendo en este club a hacer triatlón, lo hemos vivido alguna vez, hemos sido en alguna ocasión actores de esta obra; aunque solo haya sido un instante. Al volver a casa sé que muchos miramos un mapa, y miramos, y volvemos a mirar, y trazamos sobre el Google Earth la carrera que hemos hecho, la ruta en bici, y la miramos, y nos alejamos del mapa, y pensamos, ¡coño, esta ruta se vería desde el espacio, como la Gran Muralla!. Si seguimos con la metáfora atómica vedla como una nube de probabilidad en la que se mueven los electrones; si pasamos al símil artístico, en esas pinceladas, con esos trazos se está dibujando algo, las líneas con las que se escriben los cuentos.

Algunos pensáis que observo lo que ocurre, lo anoto, lo escribo y lo cuento; podría pensarse. Algunos me conocéis mejor y sabéis que observo lo que ocurre, no lo anoto sino que lo guardo por ahí, lo escribo cuando puedo y lo narro de la mejor forma que sé. Los que ya son más amigos saben que observo, escucho y guardo los secretos de los amigos. Y que lo que escribo tiene mucho de invención, unas pinceladas de lo observado y mucha cosa superflua. Esto lo cuento porque si observo mucho es para aprender de lo que hacéis, no para usarlo. En este año y medio vivido con vosotros, no sé lo que habré aprendido, que algo habrá sido, pero he disfrutado mucho con la evolución de mucha gente. A muchos os he nombrado a lo largo de las crónicas, muchos habéis hablado en la comida, otros habéis conseguido premios, otros habéis afinado vuestro cuerpo, otros os habéis empeñado en ser mejores triatletas, esto es lo que me gusta observar, la trastienda del deporte, el arte en primera fila.

También contaba eso porque voy a contar un secreto, el secreto de Samer. La clave está en el trabajo, en el empeño, en la constancia. Higgs predijo que el bosón sería la partícula clave en la formación de la materia; para confirmar la existencia del Bosón de Higgs se ha necesitado un acelerador de partículas de kilómetros de radio. Desde hace un mes y medio se han acelerado las constantes de este descendiente de jordanos, se ha sometido a presión, a choques, pensad si no en las empetadas calles de San Jerónimo, en las noches sin dormir, en las series, en el control sobre todo, sobre todos, en los patrocinios, la ropa, las gafas, los neoprenos, las bicis, las puñetas...Al final se ha desvelado, si existe el bosón de la materia, también existe el bosón del triatlón, y no es de Higgs, es de Samer Alí.




Esta entrada va por toda la guardia isbiliya: Luis, Álvaro, Lolo, Juan, Juanito, Guille, Javi, Jesús, Leo, Alberto, José López, José Luis, Samer, Adrián, Rocío, María, Susana, Luis Romero, Antonio, Igor, Diego, Diego Rodríguez, Juan, Josemi, Juampi, Arias, David Ropaútil, Miguel, Julián, Corpas, Manolo, Caraballo, Calderón, Alejandro, Antonio B., todos los que conozco y no he puesto y todos los que se han incorporado a este club y que han sumado como buenos neutrones. Perdonadme si no ha sido extensa, si no recojo las palabras de Bermúdez, la emoción de los veteranos, la ilusión de los jóvenes; no estaba observando, estaba tan solo disfrutando. 

Un placer haber estado en el segundo cumpleaños isbiliyo. Feliz Aniversario. Feliz Navidad.